INGREDIENTES:
- 8 yemas
- 8 claras a punto de nieve
- 1 l de leche tibia
- 250 g de mantequilla derretida y fría
- 280 g de azúcar
- 225 g de harina
- La ralladura de un limón
- 2 cucharadas de esencia de vainilla
- Una pizca de sal
- Azúcar glass para decorar
PREPARACIÓN:
Derretimos la mantequilla unos segundos en el microondas y la dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Tanto los huevos como la leche también deben estar a temperatura ambiente.
Montamos las claras con una pizca de sal y reservamos. Batimos las yemas con el azúcar y la esencia de vainilla hasta que se vuelva una crema espumosa.
A continuación añadimos la mantequilla, la leche y por último la harina y la ralladura del limón. Mezclamos bien y agregamos las claras con movimientos envolventes.
Volcamos la mezcla en un molde cuadrado o rectangular hondo untando de mantequilla y espolvoreado de harina. No debe ser desmoldable ya que la masa es muy líquida y se correría el riesgo de que rebosara por las juntas.
Llevamos al horno precalentado a 180ºC durante 10 minutos y luego a 160ºC durante 50 minutos más. Comprobaremos que está cocido pinchando en el centro con un palillo. Si observamos que se oscurece demasiado por encima, colocamos un papel de aluminio o de hornear.
Al terminar el horneado, dejamos reposar al menos tres horas. Es el momento en que se van a formar las tres capas de la tarta "mágica". Una vez pasado el tiempo de reposo enfriamos en la nevera. Desmoldamos y decoramos con azúcar glass.
Es un pastel de origen rumano que tiene la particularidad de que partiendo de una sola masa, al hornearse se separa en tres texturas diferentes: la base tiene textura densa y compacta como de flan o quesada, el centro es una especie de crema pastelera cremosa y la superficie es un suave y esponjoso bizcocho.
Yo he reducido todos los ingredientes a la mitad. Es importante usar un molde adecuado para que la masa quede con suficiente altura y se aprecien bien las tres texturas.
Elaborado por Isabel Morales